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Mensaje por Kaisa Gnesa Lun Dic 10, 2012 10:16 pm

¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde esa alianza?, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde decidió ayudar a la pequeña Sheringham en la búsqueda de su vástago?...

Como cada mañana, la morena se despierta desde las 7, se ducha y arregla de manera “normal”, se dirige hasta la habitación contigua de su pequeño Tariq, quien siempre esta entre despierto y dormido cuando su madre entra a la habitación. La morena se recuesta a su lado, frota la frente del pequeño, para luego besar su frente, poco a poco le va descubriendo de las cobijas, para después mover ligeramente su cuerpecito para que se vaya despertando de poco en poco.

-Vamos dormilón, despierta- le susurra al oído, mirando como el pequeño se estira como felino, abre de poco en poco los ojos y le sonríe, mirándole con tanta ternura y amor puro, que siempre provoca una enorme sonrisa en la morena. Juega con los risos del cabello del pequeño y este le mira fijamente –Vamos guapo, ponte en pie, elige lo que te pondrás, lávate el rostro… te espero en un rato en el comedor para que desayunemos- le sonríe ampliamente, mientras el pequeño le da un enorme beso en la mejilla, mientras la ojioscura le abraza. Se pone en pie y deja al pequeño en su habitación, ya que desde muy pequeño tanto ella como Zephire se encargaron de hacerlo muy independiente, sus respetivos empleos los obligaron a que el pequeño Tariq elija sus prendas para él día, se lave el rostro, los dientes, incluso de lo que comerá, ya que a la hora del baño, aun le ayuda…

Al salir de la habitación del pequeño, el malestar se hizo presente, ese dolor en el abdomen y sentirse provocada y con ganas de vomitar se hacen fuertes. Camina hacia la cocina sirviéndose algo ligero para el desayuno, dos rebanadas de pizza de la noche anterior, un par de donas glaseadas y para equilibrar las calorías un enorme vaso de cola dietética, con el ejercicio que suele hacer todo lo que consume lo quema con su entrenamiento, aunque, de un par de meses a la fecha, ha estado comiendo cosas que usualmente no consume, como fruta, pasta, chocolates, malteadas, golosinas e incluso cada que sale a la calle no puede evitar comprar galletas de jengibre, esa es su perdición… lleva toda su comida a la mesa y la coloca en su lugar, observa la hora y frunce el seño ligeramente, por simple instinto se dirige hacia la habitación de Oliveira y nota que las colchas están en su lugar, niega ligeramente y cierra la puerta antes de que el pequeño le escuche, prácticamente recorre el pasillo corriendo para que el pequeño no pregunte, llega casi barriéndose hacia su asiento y el pequeño sale cerrando la puerta detrás de él.

TARIQ:¿Mamí y papá?, ¿Dónde está papá?- pregunta con la mirada angustiada, la morena no puede evitar sentir molestia, porque es un inconsciente que muchas veces no se da cuenta de la falta que le hace al pequeño cuando decide largarse y no regresar, si bien no le enoja que salga, todo lo contrario, pero que minimo regrese para no mortificar al pequeño.

-Papá cielo tuvo que ir al trabajo de emergencia, le marcaron desde la madrugada para que vaya atrapar criminales- le sonríe ampliamente y aprieta su mejilla –¿Qué vas a desayunar campeón?- trata de distraerlo, aunque sabe que es cuestión de un rato para que vuelva a preguntar.

TARIQ:Cereal con fruta…y un vaso con chocolate - levanta las manos, simulando un gran especio –Así de grande mamí… - sonríe ampliamente, se sienta en su silla especial, con gran altura para alcanzar el comedor, la morena se pone en pie y le sirve el cereal con leche y fruta que le pide el pequeño, corta los pedazos de fruta revolviendo ligeramente el cereal para que pueda comer todo y no solo coma el cereal y deje la fruta, va por el vaso mediano y le prepara el polvo sabor chocolate y le pone leche, revuelve la mezcla, lleva el plato y vaso hasta donde está el pequeño.

-Servido campeón-le deja el plato junto al pequeño, quien sin dudarlo come casi devorando su desayuno, gesticula cada que da una enorme cucharada, infla las mejillas triturando la comida en el interior de su boca, le sonríe, mientras la mujer escandinava come su desayuno sumamente nutritivo –Cielo hoy te toca ir al museo de Historia Natural con Benny, yo tengo un pequeño asuntito que solucionar con una conocida, si terminas antes con Benny me alcanzan a donde ire, si termino antes… yo les alcanzo en el museo y si te portas bien, te compro el auto que tanto me estas pidiendo ¿Qué te parece?- le habla con seriedad, informándole de lo que harán en el día, y como todo, si se porta bien tendrá su recompensa.

TARIQ:Si mamí!!!! Me parece muy bien, te prometo que me voy a portar muy bien- termina su desayuno, observando como su madre culmina su comida casi igual que él. La morena recoge los platos y los lleva a lavar, mientras el pequeño se dirige a su habitación a buscar una playera que le pueda quedar bien, sabe por indicaciones de su madre que tiene que elegir otro cambio de ropa, por cualquier cosa. El pequeño se cambia la playera y lleva al cesto de ropa sucia la que recién se ha quitado. La morena termina los platos, va hacia su habitación, agarra los sobres color amarillo y los coloca en su bolso, busca una mochila muy pequeña, observando a su pequeño entrar con el otro cambio de ropa –Este es el otro cambio mamí, ya estoy listo, te espero en la sala- le sonríe a su madre, mientras la morena guarda en la mochila la ropa del pequeño, un pequeño peinecillo para el pequeño, cierra la mochila, se maquilla ligeramente, va por sus llaves y escucha la puerta de entrada cerrarse, se molesta ligeramente, ya que por el golpe en seco jura que es el brasileño –papí!!!- la voz del pequeño delata lo que sospechaba, termina de maquillarse y se provoca nuevamente, frunce el seño ya que no tiene ni una sola idea de que le esta pasando, sujeta su bolso y la mochila, sale de su habitación encontrándose con el latino en el pasillo.

-Buenas Días señor Oliveira- le habla con ironía, se acerca y le susurra –Pregunto por ti, como todas las mañanas, le dije que te llamaron del trabajo desde la madrugada, no se qué mierda te pase, pero yo estoy- se provoca por el olor aguardentoso que despide, se controla para no vomitarle encima, frunce el seño porque es la primera vez en muchos años que le pasa eso con él–jodida desde hace semanas no me siento bien, y aun así estoy con él… sea lo que sea que tengas Zephire, me importa pero te niegas a decirme, te pido pienses un poco en Tariq él no tiene la culpa de cómo estas ahora- cambia el tono en las últimas palabras, le abraza ligeramente y le encara –me preocupas y mucho… pero bueno, descansa, ire con Tariq y Benny al museo de Historia Natural, regresamos por la tarde, llevo mi auto- le da un beso en la mejilla, toma al pequeño y justo en la puerta esta la chica encargada del cuidado del pequeño, quien desde casi recién nacido le ha ayudado.

Sale del edificio, dirigiéndose hacia el estacionamiento, con la llave le retira el seguro al auto, observando al pequeño correr hasta la puerta trasera y entrar, por indicaciones sabe que tiene que colocarse en su sillita y colocarse el cinturón, la niñera se sienta adelante con ella. Ambas entran y la morena inserta la llave y enciende el motor. Salen del edificio, prende el estéreo y la voz de Zephire se escucha, ya que es con lo que mantiene tranquilo al pequeño, que cada que sale con ella le pide el disco de “su papí”. Por el retrovisor observa al pequeño quien tararea los coros de la canción y cuando escucha la grabación decir “Te amo Tariq” no puede evitar sonreir tanto el pequeño como ella.

Atraviesa la ciudad, ya que su departamento se encuentra en el centro de la ciudad y el museo queda al sur de esta, afortunadamente aun no hay tanto tráfico, así que cruzar la ciudad es cuestión de escasos 30 minutos exagerando. Luego de un viaje llegan a museo, antes de bajar observa a la niñera –Benny ire a reunirme con una conocida, si terminan antes estaré en el Crescent, está aquí en Chelsea & Gramercy, hablamé y me dices donde estan, si termino antes te marco y me dices donde estan… y otra cosa, me dices como se porta esta chiquillo, porque de ello depende su premio, el sabe a lo que me refiero- se despide de la chica, el pequeño se retira el cinturón, se pone en pie y da un peso en la mejilla a su madre –diviértete cielo- menciona antes de mirarlo salir, se despide de ambos y emprende el camino hacia el lugar mencionado, que esta a escasas cuadras de donde se encuentra el museo. Escasos minutos y llega, baja del auto dejando la mochila y sujetando su bolso, en cualquiera de los casos, mandará a Benny para que cambie al pequeño. Desciende del auto, entra al local y desde lejos le coloca los seguros, se enfoca en una mesa cerca de alguna de las ventanas, así podrá ver si llega la niñera con el pequeño, un mesero se acerca, casi detrás de ella, sonriéndole ampliamente.

-Tráeme una malteada de Kiwi con fresa y ¿tienes galletas de jengire?- le mira al mesero con el semblante serio, el chico sonríe ligeramente pensando que es una broma, pero al ver la sinceridad en la morena, asiente mirándole extraño –Bien tráeme la malteada y nose para comenzar unas 5 galletas, si son grandes mucho mejor… gracias- le sonríe al chico, apoya la espalda en el respaldo de la silla, esperando su pedido y a Selina Sheringham, a quien, aunque no lo quiera reconocer, le esta cogiendo un poco de aprecio. El motivo de la cita, información del hijo de Selina, de las sospechas que ella tiene, lo que esta por entregarle le va a servir y mucho, puede que despeje sus dudas, puede que las haga mucho mas grandes, o incluso obtenga las respuestas que tanto busca.
Kaisa Gnesa
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Detectives
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Mensaje por Selina Sheringham Sáb Dic 22, 2012 3:23 am

La mañana había comenzado como siempre en la gran manzana, los ires y venires de sus habitantes y turistas, el ruido desde antes del amanecer, los taxis siendo perseguidos por quienes prefirieron dejar el auto o una mala suerte les tocó, el hermoso decorado navideño y el gigantesco abeto lleno por miles de luces multicolor daban paso a las festividades, la pista de hielo casi llena minuto a minuto. Todo aquello dejaba ver el lado brillante de la ciudad, ese lado qué pocos disfrutan en realidad, quizás solo los turistas y los niños. En la mansión Sheringham aquel lugar sembrado con traiciones y muertes y regado con la sangre de cientos de inocentes la vida transcurría “normal” la servidumbre limpiando minuciosamente la enorme casona, ciegos, sordos y mudos tenían prohibido entrar a las habitaciones qué ocupaban los pocos miembros de la familia qué aún Vivian bajo el techo del dueño del emporio de los diamantes. En una habitación, la última, la más oscura y lúgubre decorada con un toqueteo gótico y renacentista, se encontraba una de las más jóvenes herederas, una joven qué más parecía una fiera herida, aún qué lo escondía muy bien ante su familia, la prensa, sus compañeros de universidad y quienes en realidad no la conocían. El infierno interno es mucho peor qué cualquier descripción del Tártaro qué pueda hacerse.

Tras una máscara de tranquilidad y simpatía, se encontraba una joven cuyo odio y rencor crecía lentamente, solo el amor por el fruto de su amor con un extranjero ahora maldecido por la familia, podía enfriar su corazón, se sentía perdida y su vista se cegaba, no estaba segura de qué ni cómo actuar… Su hijo, el niño de ojos almendrados y cabellos castaños claros qué el hombre al que amaba había criado, era suyo, el pequeño arrancado de sus brazos hace cinco años era su cachorro, el hijo de La Bestia y la Felina, sus ojos profundos como los de él monolítico brasileño, y los cabellos castaños como los de ella antes de teñirlos de negro azabache, quería estar junto a él, ser el viento qué acariciaba su piel, ansiaba dejar de sentir ese dolor, quería vivir algo con lo qué había soñado y nunca había tenido, paz, solo eso necesitaba, la paz, el calor y el amor sincero del vástago qué tanto esperaba, él era su aire, la mitad de su alma, Zephire era su corazón y la otra mitad. Se encontraba arreglándose frente al espejo, notando como el haber dejado las drogas empezaba a hacer efecto, sus mejillas volvían a sonrojarse y había ganado un poco de peso. Sonrió al recordar como Zephire le decía qué prefería tener de donde agarrar a sentir qué solo acariciaba un saco de huesos.

Una lágrima rodó por su mejilla derecha, no quería volver a encerrarse en el dolor, se había preguntado muchas veces donde estaban, los dos hombres qué mas amaba y a los qué se juró no volver a perder… terminó de arreglarse colocándose los piercing qué tenía qué quitarse cuando la prensa o su abuela la veían. Dio un largo respiro y tomando una mariquera negra de piel y las llaves de su auto salió por el pasillo, el cuarto de Ophelia estaba entreabierto, quizás la más joven del matrimonio Sheringham de nuevo había llegado a altas horas de la madrugada, sonrió de medio lado al acercarse para ver el desmadre de la habitación, cosas tiradas por doquier y el dulce aroma de alcohol y perfume caro inundaba el ambiente –Me debes mi absenta.- le dijo en voz baja al bulto en la cama, cerrando luego la puerta. Pasó por un par de habitaciones más… la de Evan cuando se quedaba en la mansión, la de Camille, la de Sara y los niños, la de Tyler qué se encontraba cerrada como siempre, la pequeña felina cuyos pasos no podían escucharse en la duela de fina madera se detuvo por un momento pensando en tocar como siempre hacía antes de irse a la universidad, mas la relación con el tío al qué más quería y con el qué había mantenido más de una vez relaciones prohibidas, se había roto, la detestaba y ella a él por no ponerse de su lado, por no entenderla, sin embargo él no la entendería, era ella, la madre del hijo de Tyler quien sabía lo qué la pequeña vivía. Sin más sacó el Iphone de la mariquera y los audífonos, poniéndolos a todo volumen, los criados por órdenes de Evan, Ophelia y ella misma terminaban de colocar todas las decoraciones de temporada, una fiesta se daría dentro de poco… una fiesta a la qué pensaba traer invitados especiales.

Llegó al garaje, afuera hacía mucho frío había caído aproximadamente 1 cm de nieve durante la madrugada, no había dormido sus manos temblaban pues el cansancio más emocional qué físico y ya hacía mella en la Felina, en meses aquel infierno “tranquilo” se había convertido en un caótico lugar donde el dolor y las llamas descarnaban su cuerpo, una y otra vez la lava le quemaba, aquel demonio al qué amaba había despertado y por manos de Evan su peor enemigo con quien compartía sangre, el Ángel qué con sus pequeñas alas curaba todo, se había hecho presente al fin, como si en recompensa el Dios del qué tanto hablaba su abuela la hubiere escuchado. Unas noches atrás había jurado recuperar lo qué era suyo, lo pensó, llamó a sus abogados, y al final llegó a la decisión qué cambiaría la vida de todos, al menos la de el cachorro y la Bestia. Kaisa la madre adoptiva del niño era una buena mujer, era como si se viera a futuro, era hasta irónico como el destino acomodaba las fichas haciendo lo qué quería, arrastrándolos en un huracán de dolor, recordaba los ojos de la mujer llorosos al saber qué Tariq era Emil, y en ellos veía al niño siendo bien cuidado pero sobre todo amado por ella y por el qué sin saberlo, era su verdadero padre.

Sintió un dolor en el pecho mientras conducía hacia el museo, intentaba no poner atención a sus pensamientos, no iba a dar vuelta atrás, no ahora qué estaba fuerte y se sentía capaz de enfrentar a todo y a todos por Tariq, al fin tras un rato de conducir negándose a la realidad con la música. Estacionó y dio un largo suspiro, se frenó las ganas de fumar, se vio una última vez en el retrovisor y bajó lentamente, su corazón latía con la fuerza de una manada de corceles salvajes huyendo a la salvación, luchaba por seguir su sendero. Caminó hacia la cafetería del Museo Esmidsoniano de NY, ahí estaba la joven mujer madre de su primo e irónicamente, madre de su hijo, sonrió de medio lado ante el puto juego de palabras y de ideas retorcidas qué alguien se hiciera si lo escuchara de esa manera. Se acercó quitándose los audífonos y con una sonrisa algo fría saludó –Hola… disculpa la tardanza.- explicó tomando asiento, apenas hacía poco supo también qué ella y La Bestia de la qué estaba enamorada se habían encamado, aquello le dolía y era obvio, respiraba por la herida. El mesero se acercó dándole la orden a Kaisa –Buenos días, gusta tomar algo?.- le preguntó a Selina quien volteo a verlo de reojo –Un té helado con unas gotas de limón, solo eso.- dijo recordando qué aquella era la bebida favorita del pequeño Tariq –Me la pasaba bebiéndolo en el embarazo, en Suiza hace un frío casi Asgardiano, pero aún así lo bebía, y lo acompañaba con galletas saladas.- expresó centrándose en buscar al pequeño con la mirada.
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Mensaje por Kaisa Gnesa Miér Dic 26, 2012 2:14 am

Ironias de la vida, benditas jugarretas del destino, quien siempre se encarga de ponerles “pruebas” aquellos que sin pensarlo están jodiendo la existencia de quienes osan siquiera dudar del mismo. Tan solo unos años atrás moría por ser madre, sentía que ese deseo era prácticamente nulo, escaso e imposible por los antecedentes de drogadicción y adicciones que sufrió. Aquella sobredosis que estuvo a dos de arrancarle la vida dejo secuelas, las cuales ha pagado con creces, pero, la misma vida le llevo a dar ese amor “frustrado” aun pequeñito que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en su vida, su mundo, su todo, su alma. Tariq es su hijo del alma aunque no del vientre. Ironías de la vida, hace ya un par de meses en su ultimo viaje de NY a Sudáfrica- Sudáfrica a NY, se dio el encuentro con uno de los “Herederos de Diamante”, y ahora espera a su primer hijo, quien sin estar segura de cómo nacerá es su otra mitad, por gracia y obra de un ente supremo, el padre de su primer hijo biológico reacciono feliz ante la noticia… pese a las dudas de saber quien en realidad era el padre de su hijo gracias a un desliz, ahora su vida es un verdadero caos, mismo que disimula por el bien de todos. Su relación con el que puede llamarse hermano, se ha visto fracturada, los reproches, la destrucción demedio departamento y la decisión de marcharse a otro lugar, son el precio de estar dando vida un Sheringham.

Tras varios minutos que parecían eternos, la morena divaga en esos recuerdos, en esas dos imágenes, ella recibiendo la noticia del doctor “Felicidades Kaisa, tienes dos meses de embarazo”, la mirada del Tyler al decirle “Tu eres el padre de mi hijo”, le roban una enorme sonrisa y pese al mal estado en el que esta gracias al embarazo, se contrastan con la reacción, molestia y rechazo de su prácticamente hermano. Suspira, sabiendo que gracias a lo sucedido su vida esta dando ese giro que nunca pensó que sucedería, ahora su cachorro, su otra mitad, es hijo de Oliveira y Selina, ¿cúan ridícula y estúpida puede ser vida?, estar criando al hijo de la Bestia y la Felina todos estos años. No puede disimular su dolor, Selina tiene todo el derecho de estar con ese pequeño que le fue arrebatado cuando recién nacido, pero ella también tiene todo el derecho de tenerlo, es su hijo, ella lo alimento, cuido cuando enfermo, vio sus primeros pasos, recibió sus primeras palabras, caídas, juegos, sueños, rabietas y llantos, es su hijo, pero si bien puede regresar parte de lo que a ella ayudaron en su momento… lo hará, aunque eso signifique que le arrebaten parte de su alma.

Suspira y observa a la ojiclara entrar al lugar, se refleja a si misma cuando tenia la misma edad de la joven, aunque en diferentes condiciones. La joven Felina le saluda, a lo que la morena simplemente asiente, sonriendo por la llegada de su pedido, le sonríe al mesero y le mira con cierto dejo de ternura al escuchar lo que beberá. Traga saliva y sin previo aviso coge unas galletas, dándole un enorme mordisco, cierra los ojos, mostrándose como una niña disfrutando del sabor del jengibre en su boca, triturando y tragando a su paso.

-Lo se, Tariq suele pedirlo seguido- sonríe ligeramente, ya que pese a las bajas temperaturas, su cachorro siempre pide Té helado con limón; observa a la joven y sonríe de medio lado–No lo vas a encontrar, más tarde podemos ir a verlo - sonríe, sintiendo como el pecho le duele, se enciende de celos al saber que su pequeño esta siendo compartido con ella, pero la pelioscura es su madre y pese a todo, tiene que aprender que ella, solo es la madre sustituta. De su bolso saca el sobre dejándolo sobre la mesa –Bien, ahí tienes fotografías de Tariq cuando pequeño… son solo de él con Zephire, ya que supongo que querrás ver a ellos dos, hay de él cuando llego con nosotros, sus pasos, juegos y dormidos- sonríe con cierta melancolía, ya que esos recuerdos le son gratos. En sus ojos se puede notar como las lagrimas se van creando –Aquí esta la copia del acta de adopción, su acta de nacimiento, los registros y su historial médico, yo aun tengo los originales, los traje para que vayas empapándote de él y sepas como esta, supongo que también te servirá para el proceso que piensas hacer- suspira, toma el vaso de la malteada y da un largo sorbo, sintiendo esa extraña mezcla pero a la vez tan deliciosa combinación-Zeph no está enterado de esto, me imagino que le dirás a su debido tiempo… ten- saca de su bolso una tarjeta con la caligrafía de la escandinava, ahí se encuentra escrita una dirección –Esta es mi nueva dirección, por si la necesitas para visitar a Tariq o notificaciones, es cuestión de unas semanas para que me mude con él, La Bestia…- enarca la ceja –se quedará en el mismo departamento, por obvias razones me mudo con el pequeño porque no quiero que viva reclamos, malas caras y ya se me están agotando los pretextos para solaparlo frente al niño- sonríe con cierta molestia, aunque sabe que es de esperarse la reacción de Zephire –en este departamento, hay una habitación extra, que el mismo Tariq ayudo a decorar, él quiere que cuando lo vayas a visitar te quedes a dormir y también quiere que te sientas a gusto en esta nueva casa y por supuesto, eres bienvenida - pese a como estás las cosas entre ellas ahora, no espera que reciba grata sus palabras, comprende su enojo, su frialdad y su manera seca de ser con ella, pese a ese desliz que tuvo, más sin embargo, espera que almenos por Tariq la relación entre ellas, sea “cordial” por el pequeño.

-No se que haga falta, porque como bien te dije antes, no pienso pelear por Tariq, ya que no quiero separte de …- traga saliva –nuestro hijo, se que me dirás que es tuyo porque tu lo tuviste como yo tengo al mío aquí en el vientre, pero, créeme Tariq, siempre será mi hijo, aunque a la que llame mamá de ahora en adelante… sea a ti- la voz se le entrecorta, la sola idea de saber que a ella le dira mamá, le duele y mortifica, pero así son las cosas.
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