Are yoy ready [privado]

Sábado 8:00 de la mañana // Residencia Sheringham Smith //Nueva York

Desde temprano está de pie, incluso casi desde que el alba sus orbes esmeralda miran al nuevo día; la más joven de los Sheringham Smith, sale de su habitación, una residencia ubicada a escasos 15 minutos de la gran mansión de sus abuelos, residencia en una zona privada de la ciudad, el enorme pasillo que dirige justo a las escaleras le parece tétrico por lo silencioso, observa y mira la habitación de enfrente, justo la de Lisa, quien esta parcialmente cerrada, ni siquiera se asoma para mirar ya que lo mas seguro es que justo ahora se encuentre dormida y despierte cerca del medio día. Unos pasos más y esta la habitación de su hermano y su “adorada” cuñada, de igual manera se encuentra cerrada, frunce el seño, ya que sigue sin aceptar a la “mujer” que ahora forma parte de su familia y a quien tolera por el inmenso amor que le tiene a Adrien. Continua el camino y al final del pasillo, justo al otro lado de las escaleras se observa la recamara principal, suspira y recuerda las múltiples veces que desde temprano ya estaba de pie su padre, sorprendido de verla despierta tan temprano en sábado. Desciende las escaleras, luce su tradicional atuendo, pans color verde, blusa color rosa, zapatos de baile y cabello recogido, en su mano izquierda lleva la maleta con varios cambios de ropa, algunas toallas para secar el sudor, su cabello lo trae totalmente recogido, con ello completando el ajuar del día que pinta ser agotador. Desciende rápidamente de las escaleras, dirigiéndose a la cocina, donde acostumbra a desayunar, pese a que siempre le han dicho que lo haga en el comedor, siente que es mucho mejor en la cocina ya que tiene todo a su alcance. Come algo ligero, nada espectacular, siendo un pan tostado y un vaso de jugo, el cual deja a la mitad, agarra sus botellas de agua que nunca faltan y sale en dirección a la Academia de baile, donde le espera su coreógrafo para darle las indicaciones pertinentes. Por la hora decide ir en su auto, para poder trasladarse mucho más fácil y mas por haber prometido usarlo más por seguridad de ella misma.

-Bien Yule, es hora de ensayar… vamos

Su auto arranca y se encamina hacia la academia, recorriendo media ciudad la cual pese a la hora esta casi desértica la ciudad, ya que por las fiestas navideñas lo mas probable es que en un par de horas seguramente estará hecha un caos total, afortunadamente Lisa siempre se encarga de comprarle la ropa, vestirla, calzarla, maquillarla y todo ese show que su hermana se enterca en hacer en ella. Llega a la Academia, el coreógrafo le esta esperando como siempre, aunque se sorprende de verla 15 minutos antes de la hora.

-Buenos días Armand, ya estoy aquí….¿hoy que veremos?- sonríe ampliamente, dejando caer la mochila al suelo, estira los brazos y dobla las piernas intentando calentar antes de comenzar con su rutina diaria.

-Armand: Vamos a calentar, en un rato cuando terminemos te mostraré un bosquejo de lo que llevaras en 5 meses para el recital… Raphael no nos acompaña hoy porque salió de viaje… vamos a comenzar que mientras más pronto iniciemos más rápido termináremos

Comienza a calentar, haciendo los ejercicios pertinentes, pequeños giros, estiramiento de brazos, piernas, suspira y cae al suelo, parpadea rápidamente, dibujando una sonrisa en su rostro; 15 minutos bastan para poder comenzar con el “entrenamiento del día”. El sonido esta encendido, la rubia suspira y después del play… la música suena.



La rubia sigue las indicaciones de Armand, quien se encarga de darle las indicaciones, bailando junto a ella, mientras mira su reflejo en el enorme espejo frente a ellos.

-Armand: marca más… mas fuerza en las piernas vamos - aplaude y su voz resuena en el salón de danza –fuerza en las piernas… gira… cae… de pie - recorre el lugar, observando la silueta de la joven –no estás poniendo fuerza, pareces principiante… como piensa ganar el recital si estas trabajando de esa manera vamos- sus palabras son fuertes, la rubia traga saliva e intenta realizar las indicaciones al pie de la letra, suspira, toma fuerza de su interior y comienza a poner mucho mas fuerza a su trabajo –para, para para… ¿Quién es usted y que hace en mi ensayo?- observa a la silueta que esta mirándose al espejo, solo es una silueta ya que no se logra mirar claramente de quien se trata.

La rubia gira delicadamente, deteniéndose por completo, apenas lleva escasos 20 minutos trabajando y Armand ya esta deteniéndola, pero le resulta más extraño mirar a alguien más en la academia, en sábado y sobre todo por la hora. Parpadea y observan al coreógrafo quien no se mira nada complacido

Mañana inquietante, la luz de un nuevo día pronto comenzaría a salir sin importar razón alguna mas la de poder dar luz a un nuevo día… 06:18 am la ducha me esperaba aferrada en completar un nuevo lavado corporal. Había quedado un día antes con el chico de aquella salón para terminar con los tramites de aquellas joyas cuyo préstamo sería para protagonizar un evento que pronto se llevaría acabo dentro del grupo de sus bailarines y danzantes, varios estuches estaban listos para poder presentarle los juegos anhelados de collares, pulseras, aretes y uno que otro artículo mas para que sus bailarines y bailarinas relucieran con una buena presentación en aquel evento o recital como él lo llamaba.

Reprochaba a cada instante con mi mente reclamándole así mismo que no me presionara, las cosas eran sumamente fáciles y creo que sería yo quien vistiera en joyería a las bellas chicas de aquel salón de baile.
Salí de la casa apenas dando las 7:00 de la mañana, el tiempo estaba medido y tenia mucho de sobra para poder hacer esto rápido y conciso, tenia un día muy pesado y no quería comenzarlo con presiones que no tenían caso soportar y mas para no fastidiarme como muchas veces lo había echo o en todo caso como me pasaba. El tiempo pasaba, mientras tanto iba pensando en cosas del trabajo y en otras tantas como en aquella chica que había mirado hace días cuando buscaba a uno delos Sheringham y para tal caso ella lo era, sin embargo no a quien buscaba… recordaba con sumo interés aquellos besos simples, tiernos y delicados que le había robado momentáneamente y los cuales ella misma había correspondido con un sutil temor que podía sentir en el temblor de su cuerpo, cuerpo que se mantuvo contra el mio por varios segundos, sintiendo aquel tenue calor junto con la pequeña i frágil silueta que lo conformaba. Sonreí, si, sonreí de una manera muy firme, como no había sonreído por nadie, ahora lo hacia por ella, mi mente estaba permanente a su mirada inquieta y despistada, sin embargo tenia que dejarle por un lado ya que cosas mas importantes me esperaban y no podía distraerme con algo como recuerdos pasados.

7:49 am tiempo exacto para poder difundir las joyas ante la mirada de Armand, el maestro y dueño de la academia a quien le prestaría mis servicios y que serviría como anunciante promotor y presentador de las prendas que vestirían la buena presentación de sus bailarines.

Spoiler:

Exponentes sublimes, brillos totales, fuerza en la presencia de las joyas que sus ojos presenciaban, estaba encantado y son sonrisa lo decía todo por completo, el trato estaba ya casi echo y las tajadas monetarias serian mínimas, sin embargo mi ganancia seria el desfile que sus chicos presentarían al lucir la línea de joyas nuevas que prestaría para que luzcan de lo mejor.
El muchacho había quedado encantado, aceptación total y ahora solo bastaba esperar día, hora y fecha para poder estar en línea y así mismo compenetrar las cosas… pidió que esperara mientras adiestraba a una chica que había llegado recientemente, asentí desinteresado mientras me acomodaba en una de las butacas que se encontraban cerca del lugar donde me encontraba, guardaba por el momento las prendas para poder retribuir las replicas y para cada una de las parejas que los portarían.

El tiempo paso ligeramente, en escasos minutos la música comenzó a sonar… ritmo, candencia y suma sensación de libertad combinada con diversión, al parecer esto estaría o en otro termino sería de muy buen ver. Mi curiosidad comenzó a enloquecer mis sentidos, me coloque de pie y camine para poder ver lo que sucedía en la pista del salón, una chica, si era ella, Yulene, la joven de quien mis pensamientos mañaneros era dueña… la gran sonrisa en mis labios no tardo en aparecer, miraba sus movimientos fuertes y definidos, su sensibilidad y textura en el cuerpo se miraban a flor de piel, la sensualidad no quedaba por un lado, estaba en puerta principal y se dejaba ver en todo momento.
Camine discretamente sin que lo notaran o al menos eso era lo que yo pensaba, me cruce de brazos y recargue mi cuerpo en uno de los muros que quedaba en un costado del centro, podía ver de manera uniforme el baile, los regaños y esfuerzos de ambas personas, y por lo que veía Yulene era sumamente buena en eso, a pesar de lo que Armand renegaba en fallas y malos movimientos. Espere minuciosamente hasta que por un instante cruzamos miradas sin que ninguno de los dos hiciera alusión de ellos aunque por lo que había pasado entre ambos su reacción se notaria de inmediato.

Parpadea ligeramente, un aroma conocido le llega de manera brutal y fuerte, no puede evitar estornudar y arrugar la nariz, trata de recordar donde ha sentido ese aroma, los sentidos los tiene completamente despiertos, casi puede incluso sentir, palpar, recordar, saborear, perfectamente todo con ese aroma, frunce el seño y al instante baja la mirada, hasta que los pasos en seco se hacen presentes, observa el suelo y mira unos zapatos que por lo que ella puede notar son caros, en ese instante la voz de su hermana Lisa se hizo presente “¿Qué te tengo dicho Yule? Sabes que clase de hombre es por los zapatos que calza y por el reloj que porta?”, consejo a su parecer sumamente banal y superficial, per así es su querida hermana. Lentamente va subiendo la mirada, hasta dar con un rolex daytona, color negro con plateado, asume que es la marca porque es justamente la que usa de manera ocasional su hermano. Eleva la vista y retrocede unos pasos, traga saliva y siente la piel enchinarse por completo, el recuerdo es brutal, casi como si fuese de una noche atrás, parpadea rápidamente y cree que se trata de una broma de su subconsciente, suspira y la voz de Armand se hizo presente.

-Armand:Leonard, emm… puedes tomar asiento si gustas, tardare un par de horas con esta niña y ya luego podemos hablar de lo has traído que de verdad es hermoso, pero haber deja miro uno que llamo mucho mi atención

El profesor de baile camina hacia el castaño y observa varios de los estuches que trae el ojiclaro en mano, Armand encuentra el que le había gustado y sonríe de medio lado al ver la joya, por su brillo y acabado, se mira una joya única y perfectamente bien trabajada, la retira del estuche, camina hacia la rubia y se la coloca por encima de la ropa, la toma de los hombros y le sonríe a la pequeña de orbes verdosas.

-Armand:Combina perfectamente con el color de tus ojos, tu rostro tiene la simetría perfecta, tal pareciera que fue hecha pensada en ti mi querida Yulene… pero… no se miraría nada bien que una Sheringham porte el trabajo de “la competencia”, supongo que portaras algo acorde …¿no es así?

Armand quien es un joven de escasos 34 años, cabello rojizo, mirada celeste y complexión delgada, alaga a la rubia que se mira al espejo, observa la joya y en efecto es hermosa, pero a su parecer es demasiado para ella. Sonríe ligeramente y no puede evitar mirar al hombre que seguramente trabajo duro para tener hoy lista una hermosa pieza como la que trae el cuello.

-Si es muy linda, pero ya hable con mi hermano y me va prestar algunas de las que fueron de mi madre, me pediste diamantes, así cuando gustes podemos elegir cuales usare

Se retira la gargantilla y la entrega en las manos del coreógrafo quien sonríe ampliamente, la rubia estira las piernas y sonríe al espejo para no enfriar el cuerpo. El pelirrojo camina hacia Leonard, mientras guarda en el estuche la joya que bien vale varios de miles de dólares. Le sonríe y hace una seña para que tome asiento.

-Armand:Luciria muy bien en ella, pero, como bien ella misma menciono, los diamantes le quedan mejor, sin duda lo trae en la sangre, aunque aquí entre nos- le susurra solo para el castaño –No parece una Sheringham, ella es un poco “diferente a ellos” es... ¿cómo decirlo para no sonar cruel porque pese a todo es un encanto de chica?... s ya se, es mas bien como una niña jodidamente inocente- le habla “criticando” el comportamiento de la rubia, que mas que critica es un alago debido a la clase de familia a la que pertenece –Yulene acercate… te presento al señor Leonard Atwood, es el encargado de engalanar con su trabajo el recital que tendremos en unos meses, a ti no te “vestirá” por quien eres y porque tu hermano seguramente gritara si portas algo que no tenga nada que ver con ustedes, pero saluda, no seas grosera

La rubia sonríe ligeramente temerosa y con pena, termina de estirar las piernas y camina hacia Armand, le sonríe con cierta timidez a Leonard y extiende la mano –Ya lo conocía- habla en un tono bajo y con cierta pena –Me… da… gusto ver..te- habla un poco entrecortado por el nervio que le ha invadido el cuerpo, Armand nota su temor y hace rodar los ojos –Bueno, si no te molesta Leo puedes esperar a que termine con ella y luego hablamos, de paso sirve para que mires y des tu opinión sobre como va esta niña- le habla y sonríe. La rubia toma posición nuevamente, esperando las indicaciones de su instructor quien antes de comenzar le habla.

-Armand:Bien, ¿querías cambiar de disciplina? Pues trabaja, vas muy lenta, estas floja, no haces fuerza en las piernas, la espalda esta muy firme, relájate, disfruta… ¿quieres ganar vamos a trabajar', ¿quieres derrotar por quinto año a Zoe Garwin? ... bien entonces vamos a trabajar muy duro.

Le habla firme, fuerte, dándole “animo” para que trabaje con mucha mas garra y logre ganar, la ventaja es que a ella solo Armand le entrena, ya que ella es un caso “especial”… solo resta que de las instrucciones y que la música de inicio

Enigmática figura, definiendo cada centímetro de su cuerpo en cada contorsión sensual y bien precisa, aquella mujer era una joya en bruto, reluciendo desde el brillo de sus hermosos ojos hasta su bella y encantadora sonrisa. La mujer de pelo rubio, tendida entre edredones de aire manejando el sonido de la música, apenas es capaz de abrir los ojos. Los párpados pesan, quieren abrirse, luchan por mirar, por volver a ver. La tensión al observar el enorme esfuerzo que realiza la chica se extiende entre los rincones que rodean el cubículo donde se le ve el ensayo. Finalmente los párpados consiguen despegarse levemente y observa.

No obstante, todo parece cambiar cuando, al ingresar en el lúgubre espacio de baile que era su hogar, aquella chica descubre sin deficiencia mi presencia, yo un chico con una sonrisa discreta arrebatadora y que parece ser del todo sincero. A partir de esta nueva amiga, poco a poco, abrazare de nuevo las ganas de poder seguir conociéndole e ir abandonando aquellos antidepresivos de soledad que mantienen mis emociones bajo llave sin demostrarlo de por medio.

La joven fue llamada, por Armand, una presentación moderada y recopilada ya que anteriormente ella y yo ya habíamos tenido encuentro muy llamativo para ambos y poco común, pero sobre todo inolvidable para mí y casi con la seguridad afirmaría que para ella también. Una sonrisa enorme se juntó en mis labios, su mirada cautivante se cruzó con la mía dejando ver el gusto que aún mantenía yo por ella y que realmente no comprendía un echo del porqué, pero me agradaba y ya se lo había hecho saber con aquellos besos que indiscretamente logre robarme de sus labios.

-Así es mi buen amigo, la bella joven y yo, ya tuvimos un encuentro fortuito para mi anteriormente.- Jamás despegaba la mirada de la chica, Yulene me robaba enseguida la atención y era inevitable, pero debía disimular un poco más puesto que el descaro que me afloraba se notaba indiscutiblemente.
Note con anterioridad las joyas sobre su cuello, indiscutiblemente la joven se miraba hermosa, era un tanto absurdo ver una joya vestir momentáneamente la belleza viva en ella, pero lamentablemente ella no portaría nada de lo que yo aportaría para aquel evento que pronto seria llevado acabo.
En un momento se logra escuchar su voz, un ligero temor en cada palabra salida de sus labios es notorio, la traba que su vocablo genera e implica el nerviosismo que le consigo al notarme frente a ella como la primera vez que nos vimos… -A mí me da más alegría verte de nuevo Yulene y que mejor forma que esta- deje una mueca de alegría en mi rostro sabía que ella lo notaria y sabría que me alegraba verla nuevamente después de ese tan extraño día.

El tiempo se fue rápido teniéndola tan cerca, Armand hablo alejándola mientras yo esperaría ahí, sentado mirando como la mujer complacía mi mirada con aquellos movimientos inquietantes, alucinantes y tan sensuales que jamás me imaginaría que ella pudiera llevar acabo, era ya una sorpresa verla nuevamente, pero más lo era, verla bailar, verla difundir esa alegría y esa sensualidad sin pensarlo, mas solo verlo como un arte para ella y que para muchos lo verían a morbo como yo en un momento antes de saber porque lo hacía y para qué. La función de ensayo estaba ya en inicio, simplemente observe minuciosamente en todo momento como si yo fuese un juez de aquella muestra de baile.

Los regaños, llamadas de atención, pero sobre todo la fuerza con que Armand le habla provocan que baje ligeramente la mirada, esta muy acostumbrada a ese tipo de llamadas de atención, pero siempre le sucede lo mismo, siente feo que le hablen tan fuerte, siente algo extraño en el pecho que le dan ganas incluso de llorar, pero se contiene ya que sabe que puede con esto y mucho mas. Suspira, levanta la mirada y se siente intimidada por la mirada de Leonard, sonríe ligeramente y de golpe cae en la realidad por el fuerte aplauso que recién emite su coreógrafo. Sobre salta y presta atención al espejo, la música comienza y solo espera indicadiones.



-Armand:Vamos… comenzamos lento- comienza a mover las piernas despacio, mirando a la rubia, quien le imita de igual manera. Desliza suavemente el cuerpo hacia un lado, comenzando a moverse aun más –vamos… - mueven las piernas de un lado a otro, para luego contonear el cuerpo, la ojiverde siente un pequeño tirón en la pierna, frunce el seño ligeramente y continua bailando. Con fuerza levanta las piernas, olvidándose por un instante del dolor.

Da unos giros, moviéndose por todo el salón, mira a Armand y sonríe de medio lado, con cierta “seducción” camina casi entrelazando los pies, llegando a una pequeña distancia, sonríe con cierta complicidad hacia Armand quien le sigue de igual manera, disfruta de cada paso, de cada compas, pero mas de la música, siente esa energía que le invade el cuerpo por completo, suspira, gira mirando fijamente a su coreógrafo, para luego girar ligeramente hacia el frente, mirándose al espejo, ladeando con fuerza hacia un lado, flexionando las piernas y luego realiza lo mismo hacia el otro lado, sonríe y da pequeños brincos, notánse la fuerza en sus piernas y brazos, mismos que se marcan por el compas y pasos. Mueve las piernas ligeramente hacia un lado, arquea la espada y hace fuerza con la cintura para luego deslizar el cuerpo de un lado hacia otro.

Mueve los hombros delicadamente, las manos parecieran acompañadas de los pasos, hasta que la canción llega al punto mas tranquilo, donde se mueve lento, sonríe ampliamente y sin que ella misma lo pudiera predecir o incluso planear le guiña un ojo a Leonard para luego dar varios giros hacia la izquierda, notándose la fuerza en sus piernas y su gran conocimiento en ballet, sonríe y queda justo de frente a Leonard pero le da la espalda, juega con sus pies, marcando el paso con los brazos, dibujando una enorme sonrisa en sus labios, para luego dirigirse hacia el frente, se desliza, posando delicadamente hasta terminar por completo la canción. Termina, baja un poco la mirada y el ya el dolor ahora ya es mucho mas fuerte, por lo que cae el suelo mirándose adolorida, gime ligeramente por el dolor que esta sintiendo, entrecierra los ojos y se lleva las manos a la pierna.

-me duele

Musita entre quejidos, sintiendo un fuerte tiron en la pierna, frunce el seño. Armand se acerca y le mira asustado ya que desde que comenzó a bailar jamás le había pasado algo así a la rubia, el dolor se vuelve muy grande, por lo que lagrima ligeramente, traga saliva e intenta no parecer una niña a los ojos de Leonard, toma fuerza de donde puede, se intenta poner en pie, pero la poca fuerza y el dolor que no cesa le impide incorporarse.

-Armand:Hiciste un buen trabajo Yulene, te miraste segura de ti misma, lo disfrutaste y eso es justo lo que quería mirar en ti… quédate aquí, voy a la enfermería…- el coreógrafo mira al joyero, con cierta preocupación, se pone en pie y camina hacia él –te la encargo un momento, no la muevas, no quiero ser pesimista, pero espero que no sea nada grave o el recital …. No lo dará- le susurra solo para el ojiverde, con el fin de que él la tranquilice, y no le altere, ya que si no da el recital, la rubia caerá devastada.